La Parroquia de Nª Sª de La Victoria queremos ser una comunidad de seguidores de Jesucristo. Para lograrlo es necesaria la colaboración de todas las personas, cada una en su medida.
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lunes, 28 de febrero de 2022

Celebrando la Cuaresma de 2022

El  2 de marzo de 2022 comenzamos la Cuaresma con la celebración del miércoles de ceniza a las 19.30 horas.


El viernes 4 de marzo, a las 18.30 horas, tendrá lugar la Adoración del Santísimo. El resto de viernes, preparados por los diferentes grupos parroquiales, a las 18.45 horas, habrá un Via Crucis. 

La Eucaristía será a las 19.30 horas.

El mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma tiene el título: "No nos cansemos de hacer el bien".

Con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir (...). La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir.

 Durante la Cuaresma estamos llamados a responder al don de Dios acogiendo su Palabra «viva y eficaz» (Hb 4,12). La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros (cf. St 1,21), que hace fecunda nuestra vida. 

 En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más pequeño que sea, no se pierde ningún «cansancio generoso»

La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cf. 1 P 1,21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (cf. Hb 12,2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9).

Aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida

Practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros (cf. 2 Co 5,14-15), y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será «todo en todos» (1 Co 15,28).

El mensaje completo puede leerse aquí